Un bronceado saludable. La luz solar se suele asociar con salud, diversión y bienestar. ¿Y entonces por qué puede llegar a ser tan peligroso?
El Sol forma parte de nuestras vidas, y más viviendo en las Islas Canarias. Es una fuente inagotable de Vitamina D, es importante para la formación ósea y para el sistema inmunológico, asimismo controla parcialmente el equilibrio hormonal. No nos olvidemos de que también es fundamental para mantener el ritmo sueño/vigilia. Aparte de estos efectos saludables, tenemos que hablar de los nocivos, como lo son la radiación ultravioleta (UVB y UVA). Ésta no sólo daña la piel de forma superficial con eritemas, enrojecimientos, etc., sino que puede tener como consecuencia el temido cáncer de piel.
Aunque no lo notemos, nuestra piel tiene su propio sistema de protección contra los rayos solares. Cuando los rayos la golpean, ésta forma un pigmento de color marrón que se llama melanina y ésta se asegura de que los rayos no puedan penetrar de una forma más profunda.
Si nos exponemos por más tiempo del mínimo, necesitaremos una protección adicional, ya que la producción de melanina es limitada y su eficacia está restringida como medio de defensa temporal. Estamos hablando de la necesidad de protectores solares, ropa adecuada, protección para la cabeza y gafas de sol fiables y homologadas. Sin esa protección solar tu piel no podrá aguantar la radiación.
- Ten en cuenta, que cuanto más clara sea tu piel, mayor tendrá que ser el Factor de Protección Solar de la crema, el llamado FPS.
Asegúrate de ponerte bien la crema, no dejar huecos y extenderla bien. Hay productos que actúan de forma inmediata y otros que necesitan ser aplicados media hora antes de exponerse al sol. Siempre es aconsejable leer bien las instrucciones. Otro factor muy importante es saber si el producto es resistente al agua.
Repasemos los 4 tipos de piel en relación con la resistencia a los factores de la radiación solar para obtener un bronceado saludable:
- Personas con la piel del Tipo I: suelen ser rubias o pelirrojas, ojos claros, tez blanca, con muchas pecas, cuya piel se quema muy fácilmente y casi nunca consiguen un bronceado. El tiempo máximo al sol sin protección para estas personas es de 3 a 10 minutos.
- Personas con la piel del Tipo II: pelo rubio, ojos claros, tez blanca, algunas pecas, se queman muy rápido y el bronceado es mínimo, durando muy poco. El tiempo máximo de exposición al sol para ellos (sin protección) es de 10 a 20 minutos.
- Personas con la piel del Tipo III: pelo rubio oscuro o de color castaño, tez intermedia, muy pocas veces tienen pecas, ojos más oscuros, se broncean de forma más rápida y pocas veces se queman. El tiempo máximo de “autoprotección” solar es de 20 a 30 minutos.
- Personas con la piel del Tipo IV: pelo castaño oscuro o negro, tez morena, ojos de color oscuro, casi nunca sufren de quemaduras y su piel siempre parece bronceada. Con este tipo de piel la exposición máxima sin bronceador es de unos 45 minutos.
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